El queratocono es una patología corneal bilateral y asimétrica que causa un adelgazamiento progresivo y abombamiento de la córnea que recibe el nombre de ectasia. Esto induce astigmatismo irregular y en consecuencia disminución de la agudeza visual. Se detecta en edades tempranas, frecuentemente durante la segunda década y suele progresar hasta la cuarta. Afecta a ambos sexos. Su aparición se ha asociado a historia familiar de queratocono, especialmente frotarse los ojos, eccema, asma y alergias. Detectar queratoconos muy iniciales puede ser un reto, ya que inicialmente puede cursar de forma asintomática y detectarse únicamente mediante una topografía, una herramienta eficaz para su detección y seguimiento. Un astigmatismo alto y progresivo también es un signo de alarma para descartar esta patología.
En cuanto al tratamiento, hay que diferenciar la rehabilitación visual del tratamiento de la enfermedad. El único tratamiento demostrado capaz de detener la progresión del queratocono es el llamado cross-linking, que consiste en instilar unas gotas que contienen una sustancia fotoreactiva (riboflavina) durante unos minutos, seguido de la aplicación de una luz ultravioleta durante varios minutos. Como resultado la córnea se endurece, frenando la evolución del queratocono. Además, dado que el factor de riesgo más importante y conocido es el frotamiento ocular, debe tratarse cualquier tipo de alergia ocular o molestias (como la sensación de cuerpo extraño y picor causada por el ojo seco y alergia ocular respectivamente) con lubricantes oculares y antihistamínicos tópicos.
En cuanto a la rehabilitación visual, los casos más leves se tratan típicamente con gafa o lentes de contacto (blandas). Cuando ya no se obtiene buena visión gafas o lente de contacto blanda, se puede conseguir una buena visión con lentes rígidas (llamadas gas permeable), lentes esclerales, híbridas, o sistemas de piggy-back (una lente rígida gas permeable sobre una blanda).
En los casos más avanzados o cuando no se toleran las lentes de contacto o no aportan suficiente visión, se recurre a tratamientos quirúrgicos como los anillos intraestromales y el trasplante corneal.
El manejo clínico y el seguimiento deben ser individualizados no solo según el estadio de la enfermedad, sino también teniendo en cuenta las necesidades, inquietudes y preocupaciones de cada paciente.
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